Coronavirus: el remero de Tigre no está solo

Ariel Suárez conoce qué es enfrentarse con una enfermedad desconocida. En 2013, poco antes del Mundial de Remo de Corea, estuvo grave, pasó un mes internado y otros dos meses en cama.

Una osteocondritis esternocostal infecciosa en el pecho obligó a operarlo luego de que una bacteria lo atacara en la pista nacional de remo, sobre el río Reconquista, en Tigre. Hacía años que entrenaba en ese foco infeccioso. Como sus compañeros pudo comprobar la contaminación creciente del agua y sus costas. Valieron poco los reclamos que hicieron los deportistas y tampoco sirvieron las notas periodísticas. “Remamos en un lugar más contaminado que el Riachuelo”, denunciaron los deportistas en esos artículos.

Con la esperanza de llegar a los Juegos de Tokio (suspendidos para 2021), Suárez esperó cinco meses encerrado en su casa de San Fernando hasta que el lunes no aguantó más y volvió a remar.

Sobrevolaron sobre él helicópteros policiales, vio llegar varios patrulleros y le labraron una multa por violar la cuarentena. Suárez respondió que remar no contagia y que seguirá entrenando. Por una vez, comprobó que no estaba solo en medio del agua. Con él remaba el sentido común.

Por: Sergio Suppo de La Nacion

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Con la esperanza de llegar a los Juegos de Tokio (suspendidos para 2021), Suárez esperó cinco meses encerrado en su casa de San Fernando hasta que el lunes no aguantó más y volvió a remar.

Sobrevolaron sobre él helicópteros policiales, vio llegar varios patrulleros y le labraron una multa por violar la cuarentena. Suárez respondió que remar no contagia y que seguirá entrenando. Por una vez, comprobó que no estaba solo en medio del agua. Con él remaba el sentido común.

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