Una nueva jornada de manifestaciones tuvo lugar este domingo en varias ciudades de Estados Unidos, siendo uno de los principales focos la Casa Blanca, donde por la noche se desataron disturbios e incendios para protestar contra el crimen de George Floyd.
Miles de manifestantes se congregaron en las inmediaciones de la residencia de Donald Trump y se enfrentaron con las fuerzas de seguridad, ignorando el toque de queda que horas antes decretó la alcaldesa de la capital estadounidense, Muriel Bowser.
En medio de los incidentes, los protestantes prendieron fuego la Iglesia de San Juan (St. John’s Church). El edificio, ubicado al otro lado del Parque Lafayette, fue construido en 1816 y es un ícono en la historia estadounidense.
Bowser anunció a través de su cuenta de Twitter que el toque de queda regirá en todo Washington desde las 23:00 hasta las 6:00, al tiempo que también comunicó la activación de la Guardia Nacional del Distrito de Columbia para que apoyen a la Policía Metropolitana en el control de las revueltas.
A pesar de las medidas, una multitud se congregó a la tarde para marchar desde la Universidad Howard hacia el centro de la ciudad para iniciar la protesta.
En la calle 14, ya se produjeron los primeros enfrentamientos con la policía, después de la quema de un coche patrulla, y los agentes lanzaron pelotas de goma y arremetieron contra los presentes, incluidos varios periodistas, entre ellos un camarógrafo de EFE/EPA.
Mientras las hogueras iluminaban las calles, las autoridades apagaron la mayoría de las luces del edificio, cuya fachada quedó a oscuras.
El viernes pasado, ante el recrudecimiento de las manifestaciones, Donald Trump había sido conducido al búnker de la Casa Blanca, donde se refugió por un corto período de tiempo.
El origen de las protestas es la muerte del afroamericano George Floyd, de 40 años, en un incidente que fue grabado en video por los transeúntes y que ha generado la indignación en todo el país.
En el video se ve a un agente blanco, que luego ha sido acusado de asesinato y homicidio imprudente, sometiendo a Floyd en el suelo, subido sobre él y presionándole con su rodilla en el cuello durante varios minutos sin hacer caso de sus ruegos de que no podía respirar.
