Futbol: En pleno centro de la ciudad, recrudece la interna en la tribuna de Tigre

Recrudece la interna en la tribuna de Tigre: atacaron violentamente al ex boxeador Pigu Garay y al líder de la barra

Estaban en un bar en Cazón y Mitre, probablemente el punto de mayor tránsito de todo el municipio, cuando fueron atacados. Hubo intervención policial gracias a un llamado anónimo porque las víctimas no quisieron hacer la denuncia. “Esto se arregla de otra manera”, es la frase de cabecera en este nuevo capítulo de la sangrienta interna de la barra que tiene en alerta a toda la zona norte del Conurbano

Los barras de Tigre fueron agredidos en uno de los puntos de mayor tránsito del municipio

El auto salió de la villa El Garrote, pegadita al puesto de Prefectura en el Canal San Fernando. Tenían el dato de que Hugo el Pigu Garay, sí, el ex campeón mundial de Boxeo y actual hombre fuerte de la barra de Tigre, junto a Marcelo Paulitti, verdadero líder de la tribuna del Matador, estaban en una mesa en Cazón y Mitre, probablemente el punto de mayor tránsito de todo el municipio. Les venían haciendo un seguimiento y cuando los supieron solos, arrancaron. Llegaron y al ex pugilista no le valió de nada sus pergaminos en un cuadrilátero como tampoco a su compadre el cargo que ostenta en la popular. Superados en número, fueron agredidos de tal forma que la causa quedó caratulada como lesiones graves (Paulitti, por ejemplo, sufrió fracturas expuestas).

Hubo intervención policial gracias a un llamado anónimo porque las víctimas no quisieron hacer la denuncia. “Esto se arregla de otra manera”, es la frase de cabecera. Y la que resuena desde ayer a la tarde en Tigre y San Fernando, en otro capítulo de la interna de la barra que tiene en alerta a toda la zona norte del Conurbano y que mezcla negocios de cancha con negocios políticos y narcomenudeo. Un combo explosivo que está a punto de estallar.

La barra de Tigre estuvo históricamente al mando de Daniel Paz, alias el Negro Fiorucci, uno de los fundadores de la ONG barra Hinchadas Unidas Argentinas quién asumió el cargo en el 2000, tras la muerte del viejo líder, Tilo. Bajo su reinado se alineaban los distintos barrios como La 13, Rincón, La Chile, Virreyes y Pacheco. Y los negocios estaban bien delimitados. Todo lo que era San Fernando lo manejaba la gente del Negro. Todo lo que era Tigre, la gente de Paulitti, líder de La 13 e hijo del difunto Tilo. Además tenían las parrillas alrededor del estadio, el estacionamiento y los trapitos del Puerto de Frutos que facturaba millones y hasta la venta de merchandising del club de sus amores. Era un coctel del que varios vivían a voluntad.

Pero en 2013, el grupo de La Chile y Pacheco, identificados con otro viejo líder, Tronco, quiso que el beneficio fuera más equitativo. La respuesta negativa desató una guerra que terminó con un muerto y siete heridos de bala. Y la ruptura definitiva de la barra por dos razones: el bando de La 13 acusó a Fiorucci de dejar hacer a los rivales y además le facturaron que si bien toda la cúpula terminó procesada, él fue el único que no cayó preso por un habeas corpus presentado demasiado a tiempo. De hecho hasta viajó al Mundial de Brasil así como había ido al de Sudáfrica, con pasajes pagos por el Gobierno nacional y la intendencia, como se ventiló en el juicio por aquél crimen llevado adelante en 2016.

Uno de los agredidos sufrió fracturas expuestas

Como Fiorucci siguió libre, la barra y los negocios políticos continuaron bajo su mando, aunque puso como gerente en la tribuna al Pelado Juanchi Domínguez. Pero terminado el proceso judicial con todos absueltos, la guerra recrudeció. En 2017 hubo varios enfrentamientos a balazos entre la gente que respondía a Fiorucci y la que tenía por líder a Paulitti. Y hubo tres redadas policiales en días de partido donde fueron cayendo todos los de La 23 por un lado, y Juanchi por el otro. Fiorucci seguía invicto. Pero en abril de 2018 terminó detenido por tenencia de arma de guerra con la numeración limada y drogas y fue a parar al penal de Florencio Varela. Y en seis meses, La 13 recuperó el poder con Paulitti al frente y Pigu Garay -ex medalla de bronce en los Juegos Panamericanos, ex representante argentino en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 y ex campeón mundial mediopesado de boxeo- como su segundo.

Así, durante todo el año pasado la tribuna de Tigre sólo fue noticia por un enfrentamiento con la Policía en un partido de Copa Argentina donde ambos quedaron presos apenas unas horas. Estar arriba en el paravalanchas les daba los privilegios ahora de salir rápido en libertad. Pero este año, pandemia mediante, pasaron dos cosas. La primera es que la venta de drogas empezó a ser más importante que los negocios de cancha, que quedaron relegados por la falta de fútbol. Y además Fiorucci recuperó su lugar. Y en las barriadas de todo el corredor del Delta empezó a circular que buscaba retornar. Hubo algunas pintadas amenazantes en las paredes de la zona y ayer, el ataque feroz a Paulitti y Garay, a plena luz del día y en uno de los rincones con mayor circulación del municipio de Tigre. La causa la lleva el fiscal Jorge Fitipaldi, titular de la UFI Tigre Centro. Por ahora nadie habla, pero la Justicia se está moviendo rápido para buscar cámaras y testigos. Porque saben que en las paredes de la zona se está escribiendo: “Habrá revancha”. Y se escribe con tinta de sangre.

Fuente: Infobae

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Los barras de Tigre fueron agredidos en uno de los puntos de mayor tránsito del municipio

El auto salió de la villa El Garrote, pegadita al puesto de Prefectura en el Canal San Fernando. Tenían el dato de que Hugo el Pigu Garay, sí, el ex campeón mundial de Boxeo y actual hombre fuerte de la barra de Tigre, junto a Marcelo Paulitti, verdadero líder de la tribuna del Matador, estaban en una mesa en Cazón y Mitre, probablemente el punto de mayor tránsito de todo el municipio. Les venían haciendo un seguimiento y cuando los supieron solos, arrancaron. Llegaron y al ex pugilista no le valió de nada sus pergaminos en un cuadrilátero como tampoco a su compadre el cargo que ostenta en la popular. Superados en número, fueron agredidos de tal forma que la causa quedó caratulada como lesiones graves (Paulitti, por ejemplo, sufrió fracturas expuestas).

Hubo intervención policial gracias a un llamado anónimo porque las víctimas no quisieron hacer la denuncia. “Esto se arregla de otra manera”, es la frase de cabecera. Y la que resuena desde ayer a la tarde en Tigre y San Fernando, en otro capítulo de la interna de la barra que tiene en alerta a toda la zona norte del Conurbano y que mezcla negocios de cancha con negocios políticos y narcomenudeo. Un combo explosivo que está a punto de estallar.

La barra de Tigre estuvo históricamente al mando de Daniel Paz, alias el Negro Fiorucci, uno de los fundadores de la ONG barra Hinchadas Unidas Argentinas quién asumió el cargo en el 2000, tras la muerte del viejo líder, Tilo. Bajo su reinado se alineaban los distintos barrios como La 13, Rincón, La Chile, Virreyes y Pacheco. Y los negocios estaban bien delimitados. Todo lo que era San Fernando lo manejaba la gente del Negro. Todo lo que era Tigre, la gente de Paulitti, líder de La 13 e hijo del difunto Tilo. Además tenían las parrillas alrededor del estadio, el estacionamiento y los trapitos del Puerto de Frutos que facturaba millones y hasta la venta de merchandising del club de sus amores. Era un coctel del que varios vivían a voluntad.

Pero en 2013, el grupo de La Chile y Pacheco, identificados con otro viejo líder, Tronco, quiso que el beneficio fuera más equitativo. La respuesta negativa desató una guerra que terminó con un muerto y siete heridos de bala. Y la ruptura definitiva de la barra por dos razones: el bando de La 13 acusó a Fiorucci de dejar hacer a los rivales y además le facturaron que si bien toda la cúpula terminó procesada, él fue el único que no cayó preso por un habeas corpus presentado demasiado a tiempo. De hecho hasta viajó al Mundial de Brasil así como había ido al de Sudáfrica, con pasajes pagos por el Gobierno nacional y la intendencia, como se ventiló en el juicio por aquél crimen llevado adelante en 2016.

Uno de los agredidos sufrió fracturas expuestas

Como Fiorucci siguió libre, la barra y los negocios políticos continuaron bajo su mando, aunque puso como gerente en la tribuna al Pelado Juanchi Domínguez. Pero terminado el proceso judicial con todos absueltos, la guerra recrudeció. En 2017 hubo varios enfrentamientos a balazos entre la gente que respondía a Fiorucci y la que tenía por líder a Paulitti. Y hubo tres redadas policiales en días de partido donde fueron cayendo todos los de La 23 por un lado, y Juanchi por el otro. Fiorucci seguía invicto. Pero en abril de 2018 terminó detenido por tenencia de arma de guerra con la numeración limada y drogas y fue a parar al penal de Florencio Varela. Y en seis meses, La 13 recuperó el poder con Paulitti al frente y Pigu Garay -ex medalla de bronce en los Juegos Panamericanos, ex representante argentino en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 y ex campeón mundial mediopesado de boxeo- como su segundo.

Así, durante todo el año pasado la tribuna de Tigre sólo fue noticia por un enfrentamiento con la Policía en un partido de Copa Argentina donde ambos quedaron presos apenas unas horas. Estar arriba en el paravalanchas les daba los privilegios ahora de salir rápido en libertad. Pero este año, pandemia mediante, pasaron dos cosas. La primera es que la venta de drogas empezó a ser más importante que los negocios de cancha, que quedaron relegados por la falta de fútbol. Y además Fiorucci recuperó su lugar. Y en las barriadas de todo el corredor del Delta empezó a circular que buscaba retornar. Hubo algunas pintadas amenazantes en las paredes de la zona y ayer, el ataque feroz a Paulitti y Garay, a plena luz del día y en uno de los rincones con mayor circulación del municipio de Tigre. La causa la lleva el fiscal Jorge Fitipaldi, titular de la UFI Tigre Centro. Por ahora nadie habla, pero la Justicia se está moviendo rápido para buscar cámaras y testigos. Porque saben que en las paredes de la zona se está escribiendo: “Habrá revancha”. Y se escribe con tinta de sangre.

Fuente: Infobae

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