Por Cristina Gaitan (M.N. 62306), médica especialista en neumonología y presidenta de la Unión Antitabaquica Argntina (Uata).
El cigarrillo y otras formas de consumo de nicotina matan más de 8.000.000 de personas al año, de las cuales más de 7 millones son consumidores directos y 1,2 millones fumadores pasivos. Aproximadamente 165.000 niños mueren antes de cumplir 5 años por infecciones respiratorias causadas por el humo de tabaco ajeno.
En Argentina, cada año mueren 44.000 personas por causas vinculadas a su consumo. Los niños comienzan a fumar a los 12 años y 1 de cada 5 jóvenes de 13 a 15 años fuma.
En estos días de cuarentena, prestigiosos noticieros expusieron en reiteradas ocasiones la problemática del sufrimiento de los fumadores por el desabastecimiento en los quioscos.
Cabe aclarar que respetamos a quienes quieran fumar pero qué momento oportuno para advertir acerca del daño que implica para él y su grupo familiar, especialmente en esta época de aislamiento social donde el humo de 2° y 3° mano se acumula aún más en los ambientes.
Informar también acerca de la deletérea asociación entre COVID 19 y tabaco, sabiendo que quienes fuman tienen más chance de enfermar, con mayor gravedad y peor pronóstico.
Muchos profesionales continuamos realizado cesación tabáquica con la ayuda de la tecnología y confirmamos que este difícil período que estamos atravesando lejos de ser un impedimento puede ser una excelente oportunidad para abandonar la adicción.
¿Por qué la Organización Mundial de la Salud este año eligió el siguiente lema? “Proteger a los jóvenes de la manipulación de la industria y evitar que consuman tabaco y nicotina”.
Porque afortunadamente la población fumadora se ha reducido, siendo en nuestro país del 22%. Las tabacaleras al ver disminuidas sus ganancias rápidamente lanzaron al mercado los dispositivos electrónicos, con atractivos diseños y sabores. Estudios realizados en Estados Unidos informan que el 40 % de jóvenes de 18 a 24 años que los utilizan nunca habían fumado, demostrando que mediante el mal llamado “vapeo” los inicia en la adicción, sometiéndolos a la inhalación de múltiples tóxicos químicos, además de nicotina, que ocasionan daños irreversibles en el pulmón, con neumonía fatal registrada en cientos de casos.
En nuestro país no está permitida su comercialización, sin embargo las poderosas estrategias de marketing llegan a través de las redes sociales, eventos musicales, series y películas donde pueden abordar con engañosa publicidad a los más vulnerables ¡nuestros jóvenes!.
Claramente también necesitamos el respaldo del Estado, tomando medidas como estimular a las provincias tabacaleras en la reconversión de cultivos y especialmente firmando el convenio marco, gran deuda pendiente y tan necesaria para impedir que la industria tabacalera evite cumplir la legislación existente contra el tabaco y aproveche lagunas normativas.
Así entre todos, podremos proteger a nuestros niños y adolescentes contra su manipulación y evitar que nuevas generaciones se inicien en esta temible adicción.