Tigre: Un carpintero de Tigre construye la canoa más grande del país

Se llama Lucas Miguez, tiene 48 años y planea navegar con esa embarcación unos 1200 kilómetros hasta la Isla de los Estados, en Tierra del Fuego. Cómo nació la idea de la aventura y qué es lo que pretende lograr con ella.

La inédita travesía que pretende hacer un carpintero de Tigre que construye la canoa más grande del país y su búsqueda por salvar el oficio

A sus 48 años, Lucas Miguez reconoce que su vida está marcada por el agua y la madera. Vecino de Tigre, siempre vivió cerca del río y aseguró que “estuve siempre en contacto con el agua. Una vez que vas al agua, volvés siempre”.

Más allá de los seis años que estudió la carrera de Arqueología en la facultad, siempre supo que su verdadera pasión estaba en su oficio de toda la vida: la construcción de botes y canoas artesanales. En la década de 1990 comenzó a remar y a hacer travesías en el río y fue en aquella época cuando aprendió a fabricar sus propias embarcaciones, algo que disfruta hasta el día de hoy.

Lucas comenzó construyendo canoas chicas y luego fue perfeccionándose. Con ellas, organiza excursiones por los distintos cursos de agua del Delta y su aprendizaje en el ámbito de la carpintería naval lo llevaron a preparar una travesía que, sin dudas, es la más importante de su vida por el desafío que representa y porque es inédita.

Ahora planifica su travesía en el extremo sur de la Patagonia. Su idea es navegar un tramo 1200 kilómetros en la circunvalación de la Isla de los Estados, un archipiélago de triple administración (gobierno de Tierra del Fuego, Administración Nacional de Parques Nacionales y Armada Argentina). El proyecto se inició en 2021 con el relevamiento de datos, la construcción de la canoa y los entrenamientos pertinentes para poder llevarlo a cabo. En enero de 2023, comenzará la travesía, que durará tres meses.

Para esta aventura, la embarcación no será una cualquiera: será la canoa más grande del país. Estará construida con madera canadiense, nogal salteño y cedro paraguayo y medirá 7,8 metros de longitud (eslora) y 1,30 de ancho (manga). Va a ser la primera en tener cubierta y contar con compartimientos al estilo de un kayak. Más allá de todo, el carpintero aseguró que «sólo tendrá 50 centímetros más que una convencional, no se construyen tan grandes».

Cómo será la travesía del carpintero de Tigre y su equipo

Lucas comentó que fabricar una canoa canadiense tradicional le toma dos meses pero que esta, por su complejidad, lleva más de un año en su taller de la calle Pedro Suárez, en el límite con San Fernando. «Vamos aprendiendo sobre la marcha», admitió.

Cuando comentó su idea, consiguió adhesión de familiares y amigos y son ocho las personas que se subirán para navegar con él. Todos trabajan en la construcción, para poder resolver cualquier rotura o problema con la embarcación.

Para poder navegar en las aguas del sur de la Argentina, es clave el entrenamiento. “A veces vamos a Martín García y hacemos distancias de 120 kilómetros, pero le vamos a meter más intensidad en la etapa de los últimos seis meses. Sobre todo, con la canoa del viaje. Ahora estamos mucho en la parte de meteorología, de aprendizaje, de construcción, de información, de equipos y de trámite”, señaló.

“Vamos a un lugar que pertenece a la Armada, a Parques Nacionales y que está administrado también por Tierra del Fuego. Esa triple administración implica un triple de permisos. La isla es una reserva. Por eso los trámites llevan tiempo. El municipio de Tigre, por suerte, va a declarar esto como de interés municipal y después vamos a ver si lo declaramos de interés provincial. Nos ayudaría con el tema de los recursos”, apuntó.

A su vez, reveló que se proveerán de una gran cantidad de alimentos enlatados, deshidratados y envasados al vacío en la embarcación, pero también pretenden «llevar a las bases de la Armada para poder hacer paradas de reabastecimiento durante el recorrido».

Lucas puntualizó en qué su viaje pretende demostrar que “con una embarcación bien construida, con dedicación, se puede hacer una travesía increíble”. Resaltó, en virtud de que tienen como «madrina a la arqueóloga Dolores Elkin», procurarán “acompañar su trabajo con relevamientos, juntar información y que a futuro se hagan investigaciones, sobre todo, en el sur de la Isla de los Estados”.

Su búsqueda por salvar el oficio

Lucas sostuvo que el oficio de la construcción de botes artesanales de madera «está a dos personas de perderse», y profundizó el concepto: “Si bien existe información en Internet, lo que te brinda un maestro es distinto. Nosotros apuntamos a eso: al oficio y al maestro. No al curso de Internet ni a lo virtual”.

En la tripulación que navegará por la Isla de los Estados hay dos jóvenes de 23 y 24 años que trabajan con él en su taller, pero su plan es mudarse al Arroyo Gambado, en la zona del Delta, para potenciar el oficio. “Estamos construyendo un galpón para llevar nuestro trabajo ahí. Es un lugar donde tenemos un refugio de donde hacemos excursiones. Allí nos gustaría convocar a todos los carpinteros que puedan insertarse en esto y seguir transmitiendo el conocimiento” reveló.

Por último, concluyó en qué su búsqueda de mantener vivo el oficio de la carpintería naval se debe a que hoy “se hacen botes de plástico y eso no sólo condena la posibilidad de seguir construyendo, sino también el patrimonio cultural tangible de Tigre y de los miles de botes de club que hay en la zona. Hoy, si te comprás un bote de madera y se te rompe, no te lo repara nadie. Por eso, parte de nuestro proyecto es poner en valor este patrimonio cultural y hacerle una llamada de atención a quien corresponda”.

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La inédita travesía que pretende hacer un carpintero de Tigre que construye la canoa más grande del país y su búsqueda por salvar el oficio

A sus 48 años, Lucas Miguez reconoce que su vida está marcada por el agua y la madera. Vecino de Tigre, siempre vivió cerca del río y aseguró que “estuve siempre en contacto con el agua. Una vez que vas al agua, volvés siempre”.

Más allá de los seis años que estudió la carrera de Arqueología en la facultad, siempre supo que su verdadera pasión estaba en su oficio de toda la vida: la construcción de botes y canoas artesanales. En la década de 1990 comenzó a remar y a hacer travesías en el río y fue en aquella época cuando aprendió a fabricar sus propias embarcaciones, algo que disfruta hasta el día de hoy.

Lucas comenzó construyendo canoas chicas y luego fue perfeccionándose. Con ellas, organiza excursiones por los distintos cursos de agua del Delta y su aprendizaje en el ámbito de la carpintería naval lo llevaron a preparar una travesía que, sin dudas, es la más importante de su vida por el desafío que representa y porque es inédita.

Ahora planifica su travesía en el extremo sur de la Patagonia. Su idea es navegar un tramo 1200 kilómetros en la circunvalación de la Isla de los Estados, un archipiélago de triple administración (gobierno de Tierra del Fuego, Administración Nacional de Parques Nacionales y Armada Argentina). El proyecto se inició en 2021 con el relevamiento de datos, la construcción de la canoa y los entrenamientos pertinentes para poder llevarlo a cabo. En enero de 2023, comenzará la travesía, que durará tres meses.

Para esta aventura, la embarcación no será una cualquiera: será la canoa más grande del país. Estará construida con madera canadiense, nogal salteño y cedro paraguayo y medirá 7,8 metros de longitud (eslora) y 1,30 de ancho (manga). Va a ser la primera en tener cubierta y contar con compartimientos al estilo de un kayak. Más allá de todo, el carpintero aseguró que «sólo tendrá 50 centímetros más que una convencional, no se construyen tan grandes».

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Lucas comentó que fabricar una canoa canadiense tradicional le toma dos meses pero que esta, por su complejidad, lleva más de un año en su taller de la calle Pedro Suárez, en el límite con San Fernando. «Vamos aprendiendo sobre la marcha», admitió.

Cuando comentó su idea, consiguió adhesión de familiares y amigos y son ocho las personas que se subirán para navegar con él. Todos trabajan en la construcción, para poder resolver cualquier rotura o problema con la embarcación.

Para poder navegar en las aguas del sur de la Argentina, es clave el entrenamiento. “A veces vamos a Martín García y hacemos distancias de 120 kilómetros, pero le vamos a meter más intensidad en la etapa de los últimos seis meses. Sobre todo, con la canoa del viaje. Ahora estamos mucho en la parte de meteorología, de aprendizaje, de construcción, de información, de equipos y de trámite”, señaló.

“Vamos a un lugar que pertenece a la Armada, a Parques Nacionales y que está administrado también por Tierra del Fuego. Esa triple administración implica un triple de permisos. La isla es una reserva. Por eso los trámites llevan tiempo. El municipio de Tigre, por suerte, va a declarar esto como de interés municipal y después vamos a ver si lo declaramos de interés provincial. Nos ayudaría con el tema de los recursos”, apuntó.

A su vez, reveló que se proveerán de una gran cantidad de alimentos enlatados, deshidratados y envasados al vacío en la embarcación, pero también pretenden «llevar a las bases de la Armada para poder hacer paradas de reabastecimiento durante el recorrido».

Lucas puntualizó en qué su viaje pretende demostrar que “con una embarcación bien construida, con dedicación, se puede hacer una travesía increíble”. Resaltó, en virtud de que tienen como «madrina a la arqueóloga Dolores Elkin», procurarán “acompañar su trabajo con relevamientos, juntar información y que a futuro se hagan investigaciones, sobre todo, en el sur de la Isla de los Estados”.

Su búsqueda por salvar el oficio

Lucas sostuvo que el oficio de la construcción de botes artesanales de madera «está a dos personas de perderse», y profundizó el concepto: “Si bien existe información en Internet, lo que te brinda un maestro es distinto. Nosotros apuntamos a eso: al oficio y al maestro. No al curso de Internet ni a lo virtual”.

En la tripulación que navegará por la Isla de los Estados hay dos jóvenes de 23 y 24 años que trabajan con él en su taller, pero su plan es mudarse al Arroyo Gambado, en la zona del Delta, para potenciar el oficio. “Estamos construyendo un galpón para llevar nuestro trabajo ahí. Es un lugar donde tenemos un refugio de donde hacemos excursiones. Allí nos gustaría convocar a todos los carpinteros que puedan insertarse en esto y seguir transmitiendo el conocimiento” reveló.

Por último, concluyó en qué su búsqueda de mantener vivo el oficio de la carpintería naval se debe a que hoy “se hacen botes de plástico y eso no sólo condena la posibilidad de seguir construyendo, sino también el patrimonio cultural tangible de Tigre y de los miles de botes de club que hay en la zona. Hoy, si te comprás un bote de madera y se te rompe, no te lo repara nadie. Por eso, parte de nuestro proyecto es poner en valor este patrimonio cultural y hacerle una llamada de atención a quien corresponda”.

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