Es de Tigre y arrancó en el barrio La Paloma. Perfeccionó la técnica del “fade” y se hizo famoso en el mundo del rap.
Fue en un pequeño local dentro del barrio La Paloma, en Tigre, donde Diego Prez incursionó en el mundillo de la peluquería masculina. El ritmo del reggaeton que sonaba al compás de las tijeras colmaba las calles de aquella “zona postergada y marginal”, como lo recuerda el hombre de 41 años.
“Empecé muy de abajo, en medio de la villa. Pero me la jugué por mis sueños y gané”, dijo, orgulloso, al hablar de Navajas Barber Shop.
Convirtió su emprendimiento en la meca de los especialistas en cortes excéntricos y con sus manos llegó a lookear a futbolistas de élite, como Riquelme; cantantes de reggaeton y trap de la escena nacional y mundial, como Khea, Ozuna y Nicky Jam; a streamers con millones de seguidores, como Joaco López; y mediáticos, como Alexander Caniggia.
Abrió el salón en 2010 –12 años después de haberse graduado de peluquero– y con el tiempo empezó a marcar tendencia.
“Cuando me recibí ningún hombre se dedicaba al oficio. No estaba la cultura ni la moda masculina de cortarse el pelo. Pero nunca dejé de hacerlo. Entre changas y otros trabajos, le cortaba en casa a amigos y parientes”, explicó a Clarín.
Sus compañeros de ruta fueron Jonathan Navaja (un amigo que conoció en un curso de estilismo) y su hijo Markito Navaja, el streamer de 700 mil suscriptores –que empezó como cajero y se convirtió en colorista–.
De apellido se bautizaron “Navaja”, como una gran familia cuya especialidad es el corte degradé (fade, en inglés) y los diseños originales.
Aquella destreza, que los llevó a ser catalogados “barberos de artistas”, la tomó de Centroamérica. Se inspiró y la aprendió por tutoriales de Internet. Ahora, es experto: hace el fade en 20 minutos.
Los vecinos del barrio fueron los primeros con los que ensayó el corte. “Quedaban maravillados. En 2014 nos mudamos a Ruta 197 y Panamericana, un sueño. Pero fue difícil: no tenía plata y vendía perfumes afuera del local”, confesó.
Su historia estuvo gobernada por el “hambre de gol”. Con el deseo de seguir creciendo, se animó a ofrecerle su servicio a artistas y referentes del deporte por las redes. Hasta que un día, recuerda, el llamado de un productor musical cambió el rumbo del negocio.
Fue allá por el 2015, pero aún rememora con nitidez cómo se organizó con su equipo para ir hasta un hotel de lujo en Puerto Madero y cortarle el pelo a Arcángel, cantante estadounidense.
“Al principio nos manejábamos con lo que teníamos. Ibamos perfil bajo y pedíamos un coche prestado. A mi equipo (de seis personas) los saqué de la calle y los formé”, confesó, emocionado.
Mientras le diseñaba el corte al artista, sus admiradores esperaban sus hits en el show. “Pasas a sentir la andrenalina de cómo son sus vidas”, dijo.
De pronto, se volvió costumbre. Todos aquellos artistas que escuchaban por la radio en el salón se volvieron sus clientes. Cosculluela, Ozuna, Nicky Jam y Ñengo Flow son algunos de los que pasaron por sus manos.
“Siempre quise ir por más”
Así, el espacio de trabajo pasó a ser dentro de los vestuarios de las canchas de fútbol, donde refinó los looks de reconocidos jugadores. Fue el estilista fijo del plantel de Independiente y Boca Juniors –su pasión– durante el 2018.
“Por tres años atendí a (Juan Román) Riquelme en su casa de Don Torcuato”, comentó, quien también personalizó el pelo de Marcos Rojos, Pipa Benedetto y el “Tucu” Salazar.
Sus días empezaban a las 8, cuando abría su local barrial, y terminaban a la madrugada, luego de pasar por varias casas y por las concentraciones de clubes (Rosario Central y Atlético de Tucumán).
En los salones de El Talar y de los shoppings El Soleil (San Isidro) y Terrazas De Mayo (San Miguel) también empezaron a llegar los traperos: Trueno, Ecko, Neo Pistea y Khea.
“Desde hace dos años los atendemos. Y cuando vienen, los vecinos se vuelven locos. Khea viene siempre”, aseguró, quien sumó a los streamers a la agenda. Con prolijidad, cuidan las cabelleras de Coscu y Joaco López.
Por su historia de superación empezó a dar seminarios de negocios por el país. Y ahora, usa su know how para enfrentar otro desafío: la prolongación de la cuarentena que causó la caída de la clientela a un 40%.
“Abrimos hace un mes y todo el sector está igual”, ratificó, quien aprovechó las persianas bajas para remodelar el salón, dar cursos y reinventarse con la venta de mercadería.
“Cuando reflexiono y veo de dónde salimos no lo puedo creer. Dejé la vida por mi pasión”, dice emocionado.
Fuente: Clarin